Colonial
Novedad: Los Hacendados de Yucatán, 1785-1847
En este libro se realiza una caracterización de los hacendados yucatecos de 1785 a 1847. A partir de su lectura podemos saber quiénes pertenecieron a este grupo, seguir sus trayectorias e intereses, así como identificar sus estrategias para afrontar las diversas situaciones que les tocó vivir. La autora parte de la idea de que el núcleo fuerte de los hacendados no provino de la élite encomendera o comercial (aunque sí tuvieran presencia) sino de un sector medio rural que vio la luz en el agro mexicano a fines del siglo XVIII y sobre todo a lo largo de la primera mitad del siglo XIX. Funcionarios de gobierno, subdelegados, curas, mujeres, mayas, entre otros, fueron algunos de los personajes que encontraron en la hacienda, la mejor opción económica en el Yucatán decimonónico.
Pueblos de indios y tierras comunales. Villa Alta, Oaxaca: 1742-1856
Pueblos de indios y tierras comunales: Villa Alta, Oaxaca: 1742-1856 se incorpora en la Colección Investigaciones de El Colegio de Michoacán con el propósito de difundir los resultados de una investigación sobre la Oaxaca postcolonial y, específicamente, sobre una amplía región donde los pueblos y las tierras comunales indígenas fueron el blanco perfecto de una serie de acciones reformistas que por más de cien años enfatizaron las diferencias sobre las homogeneidades. Luis Alberto Arrioja Díaz Viruell, profesor-investigador del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de Michoacán, presenta en este libro un análisis de los proyectos que cimentaron dichas diferencias y evalúa su impacto sobre las estructuras políticas, económicas y agrarias de los pueblos indios. También revela cómo los pueblos aprendieron a sortear dichas desigualdades e incluso a sacar ventaja de ellas para enfrentar a funcionarios provinciales, autoridades nativas y, sobre todo, pueblos vecinos de mayor jerarquía. A lo largo del texto el lector podrá observar la manera en que las acciones reformistas de corte liberal y las contrariedades internas de los asentamientos nativos convergieron en el tiempo y –por ende- marcaron el devenir de los pueblos de Villa Alta, Oaxaca.