En 1893, México firmó con la Gran Bretaña el tratado de límites conocido como Mariscal – Spencer, por el cual el gobierno mexicano reconoció la soberanía británica sobre el territorio de Belice, aceptando además recorrer hacia el norte la línea divisoria hasta el río Hondo, cuando históricamente el territorio mexicano abarcaba hasta el río Belice, el cual se encuentra varios kilómetros al sur.