A finales del siglo XX y principios del XXI, la medición de sustancias invisibles a nuestros sentidos se ha concentrado en pocos grupos y en instrumentos de medición que estiman lo que respiramos cada día. Esta práctica reciente y onerosa merece nuestra atención en tanto que no solamente afecta nuestra salud, sino también la manera en la que nos acercamos, clasificamos y observamos los fenómenos y la naturaleza, la forma en como concebimos los riesgos y el medio ambiente.