sobreLangue, "Los señores de Zacatecas. Una aristocracia minera del siglo XVIII novohispano"

Autor: 
Eduardo Flores Clair
Institución: 
DEH - INAH
Síntesis: 
Frédérique Langue, Los señores de Zacatecas. Una aristocracia minera del
siglo XVIII novohispano, México, Fondo de Cultura Económica, 1999, 479 pp.
 
Reseñado para H-MEXICO por
Eduardo Flores Clair
DEH-INAH
efloresc@sni.conacyt.mx
 
Este libro, publicado en francés en 1992, es el resultado de una exhaustiva y cuidadosa investigación de doctorado de Frédérique Langue, quien obtuvo el grado en la Universidad de la Sorbona, París I. Este dato lo queremos señalar para evitar desvíos en el imaginario colectivo, ya que la publicación en español tiene un desatino en la hoja legal. Según ellos, la primera edición es de 1957, es decir, años antes de que la autora viera por primera vez la luz en las tierras del norte francés.
No obstante, a pesar de su juventud, Langue tiene una gran experiencia en la investigación sobre temas americanos y cuenta con una producción muy abundante. En el ambiente académico se le conoce por la gran cantidad de artículos y reseñas publicados en revistas especializadas en Francia, España, Venezuela y México. Una de sus obras más conocidas y de enorme valía es el Diccionario de términos mineros para la América española (siglos XVI-XIX) (París 1993), donde comparte créditos con la excelsa antropóloga peruana Carmen Salazar-Soler. Esta obra reúne una gran cantidad de voces populares, términos legales, conceptos técnicos y palabras comunes de la minería del Potosí y Nueva España. En la introducción, las autoras advierten a sus lectores que "este diccionario está basado en una constatación: la inexistencia de una recopilación detallada de los términos utilizados antiguamente en la minería de los metales preciosos, la que nos hizo falta en nuestras investigaciones anteriores, a pesar de la multiplicidad de estudios o referencias dedicadas a la minería colonial". Sin exagerar el elogio, dicha obra es un aporte fundamental para la historia minera hispanoamericana.
Los Señores de Zacatecas impresiona por su riqueza histórica; los temas que aborda poseen una enorme relevancia y se distingue por las nuevas rutas que abre para futuras investigaciones. A través de sus capítulos, es notable la revisión historiográfica de las obras clásicas de la historia de México, las cuales fueron una fuente de inspiración y de estricto seguimiento para plantear los problemas fundamentales y construir un discurso novedoso sobre una de las regiones más significativas del país. De hecho, este texto viene a tender un puente entre la notable obra de Peter Bakewell, Minería y sociedad en el México Colonial Zacatecas (1546-1700) y la aún inédita de Harry Cross, The Mining Economy of Zacatecas. Mexico in the Eighteenth Century, con lo cual tenemos un rico yacimiento explotado por tres autores que nos han explicado la larga trayectoria de la historia minera de Zacatecas desde el siglo XVI al XIX.
Por el título, algunos lectores podrán pensar que se trata de una monografía más de historia económica, pero entre sus páginas se revela una biografía colectiva de las clases propietarias de la frontera norte de Nueva España. Algunos eran nobles, otros no tanto y unos más cayeron en desgracia; entre otras familias, desfilan con su abolengo los Larrañaga, los Bravo, los Salazar, los Muñoz de Villalón, los Urquiola, los Fagoaga y los Campa y Cos. El hilo conductor de esta historia se aleja de la compleja producción de plata y su articulación a los mercados europeos, ahonda en los aspectos sociales del compadrazgo, en los privilegios de la nobleza y hasta en las preferencias devocionales. En realidad la veta corre a través de las paredes de la conformación de la "élite", las prácticas del "señorear", las vitales "inversiones sociales" y las "mentalidades" empresariales.
Para Langue los ricos propietarios "reinaban en sus dominios", por ello se encarga de examinar el laberinto que edificó la conformación de un poderoso grupo social que, por un largo periodo, dominó sin obstáculo alguno una vasta región. Una pieza clave en la conformación de este grupo fue sin duda la acumulación de enormes fortunas; la explotación de las minas argentíferas de la región se convirtió en fuente natural de riqueza. De este modo, la minería desempeñó un papel protagónico en esta historia.
La autora nos relata en dos tiempos entrecruzados la evolución de las actividades mineras en Nueva España y el singular desarrollo que se dio en la ciudad de Zacatecas y su vecino Real minero de Sombrerete. Los cambios políticos implementados en la industria minera a finales del siglo XVIII, mejor conocidos como las reformas borbónicas, se convierten en un socavón para identificar los problemas fundamentales y demostrar cómo funcionaba la economía en ese momento. De hecho, Langue utiliza este contexto sólo como un malacate para llevar agua y resolver las dificultades de la rentabilidad del capital que afectaban a los propietarios mineros de Zacatecas.
En el libro, la minería abarca un amplio territorio, pero el pilar que sostiene el peso de la interpretación es el examen cuidadoso de cada uno de los elementos que influían en el costo productivo de la plata. Los empresarios sabían muy bien que el ritmo de su vida estaba marcado por las bonanzas y borrascas mineras. Con el fin de cuidar sus intereses estrechaban su vigilancia en cada una de las tareas del proceso de trabajo, con la mira de obtener una vasta productividad, disminuir los costos y obtener altas utilidades: una estrategia empresarial sencilla, pero muy difícil de cumplir a largo plazo. Para sortear los peligros del capital, decidieron asociarse, organizaron grandes compañías y aprovecharon las políticas de fomento estatal para conseguir éxito en sus negocios. A pesar de la riqueza, los empresarios zacatecanos tenían una escasa independencia financiera. Como afirma Langue " son pocos los mineros que no se encuentran atrapados en el engranaje de las deudas y que no dependen de fiadores, rescatadores o aviadores".
A lo largo de la época colonial, los mineros estuvieron vinculados a las actividades agrícolas, utilizaron el campo para abastecerse de insumos productivos y regular sus precios, satisfacer los mercados de consumo minero, y también sirvió como una estrategia de inversión segura o simplemente funcionó como garantía para conseguir créditos. Por ello, los grandes propietarios tuvieron interés en acaparar inmensas extensiones de tierra, hoy en día casi inimaginables. La expansión respondía a la dinámica de acumulación de capital. Se apropiaron de pueblos enteros en la frontera de la nada y le hicieron la guerra a los indios nómadas para despojarlos.
La autora asegura que las haciendas y las minas se complementaron para formar una "unidad económica y social". Emplearon diversos mecanismos de saqueo; la producción ganadera impuso su modelo, gozaron de una alta densidad de población, pero no por ello dejaron de utilizar a los esclavos en el servicio doméstico, los cuales eran "elementos de lujo" por su alto valor.
Para Langue, el rendimiento de los latifundios y mayorazgos, se debió a una combinación de factores económicos y sociales. La "élite" llevaba a cabo una administración "racional", monopolizaba las tierras y ejercía un control sobre la fuerza de trabajo. Pero, los hacendados se distinguieron por imprimir una dinámica económica -moderna- a la región, patentizada por "las formas de explotación, de reclutamiento de mano de obra (arrendamiento o trabajo libre asalariado)" y la apropiación sin cargo de conciencia de las haciendas jesuitas. Era una clase propietaria que desempeñaba una labor de "polivalencia" en las actividades económicas. Su principal interés era la alta rentabilidad de sus negocios y se preocupó por crear un cerco social para beneficiar sólo a los miembros de su red clientelar. Pero las fortunas solían desvanecerse y no existía una fórmula mágica para conservarlas, "las más grandes dinastías mineras difícilmente dura[ban] más de dos generaciones".
Entre otras cosas, la acumulación de fortunas sirvió para concentrar riqueza y poder, ingredientes básicos para beneficiar en los patios de las haciendas mineras la formación de las élites locales, quienes alcanzaron un lugar prominente en la sociedad a través de sus estrategias matrimoniales, redes de parentesco y vínculos sociales. Langue explica de manera abundante ¿cómo utilizaron los recursos económicos los señores de Zacatecas? En este sentido, el prestigio social se convirtió en un anhelo general y, a su vez, funcionó como un mecanismo de exclusión para el resto de la sociedad. El proceso para llegar a la cumbre fue muy diverso, pero en general, los ricos zacatecanos buscaron el honor en los puestos militares y aumentaron su reputación con la adquisición de títulos nobiliarios. Como la autora escribió "los grandes mineros-hacendados de Zacatecas representan un tipo social original surgido de circunstancias locales: desde la conquista de la Nueva Galicia, el lento repliegue de la "frontera", acosada por grupos de indios nómadas, la condición de hombres "ricos y poderosos" de tales personajes, o incluso el aislamiento geográfico que favorece la proliferación de lazos personales, los cuales se afirman con el tiempo bajo las formas de "caciquismo" y de "caudillismo" características de la antigua América española".
De esta manera, los señores de Zacatecas eran un apoyo necesario para la corona; realizaban un servicio de hegemonía y dominio -complicidad- se convirtieron en una pieza clave en el ejercicio del poder a lo largo de una vasta región, promovieron las actividades económicas y fomentaron la colonización en unas tierras hostiles. Por sus méritos fueron premiados con grados militares, títulos de nobleza, puestos públicos, atractivas prebendas para invertir y con el derecho de controlar las instancias de poder hasta un grado de impunidad.
Por último, cabe decir que a lo largo del extenso libro, el lector puede notar ciertas reiteraciones sobre diversos temas, constantes referencias a hechos ya narrados e incluso problemas teóricos de tiempo atrás, pero no se debe perder el rumbo de la veta, porque Frédérique Langue nos invita a reflexionar sobre este conjunto de problemas y, retomando lo que dice François Chevalier, el historiador clásico francés, este libro "no dejará de inspirar nuevas y fecundas corrientes de investigación".
 
Eduardo Flores Clair
efloresc@sni.conacyt.mx
DEH-INAH

Categoría: 
Reseña
Época de interés: 
Colonial
Área de interés: 
Historia Social