Dificultades en el camino para la construcción de un pensamiento histórico sobre el pasado indígena de México (líneas de discusión)

Autor: 
Pablo Escalante
Institución: 
Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM
Correo electrónico: 
Síntesis: 













Dificultades en el camino para la construcción de un pensamiento histórico sobre el pasado indígena de México (líneas de discusión)

 Dr. Pablo Escalante

Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM

pabloeg@servidor.unam.mx

 

En México están en marcha muchas investigaciones que tienen como objeto de estudio algún aspecto de nuestro pasado indígena. Entre los investigadores que trabajan en este campo, hay algunos académicos destacados, que tienen reconocimiento mundial, como Miguel León Portilla y Alfredo López Austin. Por otra parte, el estudio del pasado prehispánico, en el caso de México, que no es el de Perú o Guatemala, ha estado siempre en el centro de la reflexión nacional.

 

Sería inexacto decir que los estudios que se realizan en México sobre el pasado indígena no gozan de buena salud. Y sin embargo, no todo está bien en la relación que los historiadores y otros científicos sociales tenemos con esa vertiente de nuestra historia. Hay áreas en las cuáles la academia mexicana tiene un rezago notable frente a academias de Estados Unidos y Europa; el caso más grave, auténtico "hoyo negro" es el de los estudios mayas y la epigrafía. También se observa cierta dispersión, fragmentación del saber, y una preocupante ausencia de reflexiones en la diacronía que elaboren los vínculos entre el pasado indígena y el presente nacional.

 

Me invitan los moderadores de H-México a proponer tres líneas de reflexión para la charla. Entonces quiero agregar, a las ideas presentadas arriba, tres posibles líneas de discusión.

 

El trauma del despojo. En los últimos cincuenta años, y muy especialmente en los últimos treinta, el eje de la discusión o "centro de gravedad" de la discusión académica sobre el México prehispánico se ha desplazado a los Estados Unidos. Creo que este es un hecho significativo para nuestra historiografía y nuestra práctica académica, y que no le hemos dado toda la importancia que tiene. Los estudios sobre el mundo maya, y especialmente los que se basan en el análisis epigráfico, se producen fuera de México; la obra realizada en México en ese campo es irrelevante en la discusión académica. Hay además otros temas y problemas de nuestra historia antigua para los cuales las obras más significativas han sido generadas en los Estados Unidos; así ocurre con la historia de la urbanización en los valles de México y Oaxaca, por ejemplo. La obra más importante para comprender la organización social y política de los mixtecos, para nombrar otro caso, ha sido recientemente publicada por K. Terraciano en Estados Unidos.

 

Las respuestas a esta situación han sido al menos de tres tipos: a) Ignorar que el problema existe, e incluso restar valor a la producción de los estudiosos del pasado mexicano que no pertenecen a las instituciones mexicanas. b) Asumir la situación como una suerte de derrota intelectual, y sentarse a esperar que las novedades y los libros relevantes vengan del extranjero. c) Tomar nota del problema y buscar la inserción de la investigación que se genera en México en el debate internacional.

 

La debilidad del pensamiento histórico sobre el pasado indígena. Un problema que debemos atender tiene que ver con el carácter de nuestros trabajos sobre la historia prehispánica e indígena de México. En particular me refiero al hecho de que la creciente especialización ha dado lugar a un mosaico de saberes técnicos en franco detrimento de los ejercicios de síntesis, de reflexión global, y de ubicación de la historia indígena en el conjunto de los procesos históricos. Es común que en las obras colectivas se repartan las regiones y sitios arqueológicos entre especialistas, y cada uno aborde su diminuto campo de saber, pero no vemos un pensamiento integrado, a la manera del que ejercitaron Jiménez Moreno o Ignacio Bernal. Este es el lado más negativo de la especialización; pocos historiadores, si es que alguno, se animan a pensar la historia prehispánica como historia. Un aspecto del problema es la falta de planteamientos en la diacronía. Los "prehispanistas" se detienen en seco al llegar al año 1521, se dan media vuelta como si hubieran visto un abismo. Es el abismo que hemos construido para separar las especialidades.

 

Del vínculo pasional a la muerte por estructura. Otro ángulo que merece muchísima atención es el de nuestra relación emocional con el pasado indígena: algo que sigue siendo muy problemático. El pasado indígena de México, y su expresión material, como pasado monumental, se sigue imponiendo con una solemnidad, con una grandilocuencia y con un halo sagrado, que estorba el desenvolvimiento del pensamiento crítico. En muchos lectores, en el público en general, y en muchos historiadores, se percibe una actitud reverencial hacia el mundo precolombino. El historiador interesado en el pasado indígena está aún fuertemente influido por las expectativas sociales: por citar sólo un ejemplo, un libro aburrido que repita algunos lugares comunes sobre México Tenochtitlan recibirá más atención que un estudio de vanguardia sobre la historia económica del Bajío. El conocimiento y el pseudo-conocimiento sobre el México prehispánico es aplaudido no por lo que es, sino porque se refiere al México prehispánico. Muchos estudios, desde luego, han roto con la tendencia a exaltar y aislar el mundo indígena como monumento de nacionalidad; lamentablemente, sin embargo, para salir de esa envolvente ideología de mitificación del pasado, se ha optado por matar a ese pasado y convertirlo en antropología. No cabe duda que el éxito académico de la combinación antropología-estructuralismo-marxismo es en parte responsable de que el acercamiento antropológico a las sociedades antiguas se dé en términos del reconocimiento de una cosa quieta, no una roca pero sí un reptil que sólo mueve los párpados. Ese prejuicio de la cosa quieta, lleva de regreso la indagación sobre el pasado indígena al ámbito de las esencias, es decir, lejos de la historia.

 

Categoría: 
Ensayo
Época de interés: 
Prehispánica