La forma de alimentarse de cada uno de nosotros, está fuertemente ligada a nuestra cultura y, aunque no es un discurso escrito, sí es posible considerarse como un texto que se puede leer e interpretar. Si entendemos a la cultura como el conjunto de patrones de comportamiento que son compartidos por los miembros de una sociedad, que son transmitidos de generación en generación, pero que para nada son resultado de la herencia biológica, entonces es posible identificar a un conjunto de textos que forma parte de la cultura y que es un medio para conservarla.