JUAN CARLOS GARAVAGLIA. In Memoriam

Autor: 
Antonio Ibarra
Síntesis: 

JUAN CARLOS GARAVAGLIA. In Memoriam

 

Los domingos al ocaso tienen, con la pérdida de luz, una nota de nostalgia y evocación por lo desaparecido. Allí me enteré, este domingo 15 de un amargo enero,  por un mensaje instántaneo –esos que tanta adicción generan—, de la muerte de Juan Carlos Garavaglia. A nadie, medianamente conocedor de la historiografía latinoamericana, escapa su nombre ya bien haya recurrido a su obra o haya disfrutado de charlas, conferencias, o de conversaciones “al paso”, que podrían durar horas: Juan Carlos, durante muchos años hizo manuerca con su “tocayo” Juan Carlos Grosso, quienes con su trabajo y generosiad iluminaron a varias oleadas de historiadores en América Latina, Europa y, muy especialmente, durante su exilio mexicano a mi generación. Sus textos abrían temas, lanzaban hipótesis, convocaban a un trabajo de archivo y reflexión que no se agotaba. La producción de Garavaglia era persistente, creativa, tenaz: cada viaje a Buenos Aires había algo que leer de él. Hizo de  la Historia económica una búsqueda de razones políticas en el difícil pasado argentino, paraguayo, mexicano, latinoamericano... Del Rio de la Plata a Tepeaca, sus observaciones acuciosas dieron cauces a distintos modos de hacer historia, de escribir historias, de interpretar historias. Hoy nos deja una abundante produción que merece retomarse, honrando memoria y conocimiento.

Juan Carlos escribió recientemente un libro muy personal, Una juventud de los años sesenta, en la que nos cuenta con sinceridad y emocionada autocrítica los años de plomo que vivió en Bahía Blanca, durante la crisis que llevo a la feroz dictadura y que lo marcaron. No pedía reparación ni perdón, sino una vuelta memoriosa para honrar ausentes, saldar cuentas y dejar escrito lo que hoy cayó en el olvido. En una entrevista reciente, nos confesó: “Me costó muchísimo, fueron dos años de sufrimientos muy intensos, porque es evidente que uno recuerda caras, personas. Cuando esas personas han desaparecido o las mataron, entonces los recuerdos son duros, y escribir sobre eso por momentos me costó lágrimas. Pero estoy contento de haber hecho el esfuerzo, porque era una deuda que tenía conmigo y son esas deudas que uno tiene que tratar de saldar, sino te quedas atragantado”[1]. Su texto me conmovió, le escribí después de años sin vernos, me respondió desde Argelès sur Mer, Pyrénées Orientales: “Espero que las cosas de la vida nos permitan vernos muy pronto. Un muy fuerte abrazo, todavía me acuerdo de una noche cordobesa (de la Nueva Andalucía) en que gozamos de las canciones y la presencia de una castaña que mataba...” Hoy, en tu ausencia y que las “cosas de la vida” no nos dieron la ocasión de volvernos a ver, recuerdo todo eso de ti: tu amor a la vida, al trabajo y a las mujeres.

Descansa, querido Gara, que te seguiremos leyendo.

Antonio Ibarra.



[1] Entrevista a Juan Carlos Garavaglia. Realizada y transcrita por Alejandro M. Rabinovich e Ignacio Zubizarreta. Quinto Sol, Vol. 19, Nº 3, septiembre-diciembre 2015 - ISSN 1851-2879, pp. 1-8. DOI: http://dx.doi.org/10.19137/quintosol-2015-190307

 

Categoría: 
Obituario