Pretensiones señoriales de don Pedro Moctezuma Tlacahuepantzin Yohualicahuacatzin. Desafíos y vicisitudes de un mayorazgo, 1528-1606. Estudio y fuentes documentales

Autor o Editor: 
Francisco Luis Jiménez Abollado / Verenice Cipatli Ramírez Calva
Época de interés: 
Colonial
Área de interés: 
Historia de las Instituciones
Tipo: 
Libro
Editorial: 
Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo
ISBN/ISSN: 
978-607-482-087-4
Índice y resumen de la obra: 

 La presente publicación pretende desarrollar una línea de trabajo en torno a la figura de don Pedro Moctezuma Tlacahuepantzintzin y sus herederos hasta el fin del periodo novohispano.

El argumento cardinal y la importancia de este trabajo radican en el proceso de integración de los denominados bienes patrimoniales de origen prehispánico y mercedes coloniales de don Pedro Moctezuma Tlacahuepantzintzin, en el mayorazgo creado por él en 1569, así como su desenvolvimiento posterior hasta principios del siglo XVII. La cuestión del origen de dichos bienes y la lucha por su control, una vez consumada la conquista española, fue el meollo de un conflicto en torno a la titularidad de un cacicazgo donde intervienen diversos intereses. Por una parte, el empeño de don Pedro Moctezuma por disfrutar las tierras que consideraba de origen pillalli y que asumía como herencia de su linaje o tecpan; por otra, los caciques o principales que consideraban las tierras como usufructuarias y pertenecientes a los distintos tlatoques. Entre 1540 y 1561 se presentó un conflicto jurídico y territorial entre don Pedro Moctezuma y su madre, doña María Miahuasuchitl, con los principales de Tula en torno a la potestad de 21 estancias en la jurisdicción de Tula, que ambas partes reclamaban como patrimonio inherente. Las estancias, junto a la merced de 3 mil pesos de oro de minas que la Corona concedió a don Pedro Moctezuma en 1567, vinculadas a su mayorazgo, además de sus propiedades inmobiliarias en el barrio de San Sebastián Atzacoalco en México Tenochtitlan, suponían el patrimonio del hijo de Moctezuma Xocoyotzin.

Mientras que la merced monetaria y las propiedades de la ciudad de México fueron vinculadas sin problemas al mayorazgo fundado, las tierras de Tula no empezaron a hacerlo hasta que don Pedro Moctezuma lo dispuso en su testamento, días antes de morir, en septiembre de 1570. Sucesivas sentencias dictadas por el Consejo de Indias restituyeron a esta rama de los Moctezuma las 21 estancias de Tula, que permanecieron bajo su control durante todo el periodo virreinal. Las sucesivas “vistas de ojo” y tomas de posesión de dichas estancias desde mediados del siglo XVI hasta finales del siglo XVIII así lo atestiguan.

Hay que reconocer el escaso interés que historiográficamente han despertado, dentro del entorno de la Casa Moctezuma, las figuras de don Pedro Moctezuma y sus descendientes a diferencia de su hermana doña Isabel Moctezuma y su entorno familiar. Partiendo de esta premisa, este trabajo pretende ser novedoso porque, además de ocuparse de aspectos ya debatidos y tratados por otros historiadores –escudo de armas, títulos nobiliarios, vicisitudes en la península Ibérica—, se recurrió a una institución como el mayorazgo instituido por don Pedro Moctezuma en 1569, que será el eje por el que transcurrió una serie de aspectos hasta ahora poco estudiados. Por ejemplo, el asunto de la naturaleza de las tierras, las 21 estancias de Tula y la pugna con los principales indígenas de esta jurisdicción; las oposiciones de los fiscales de la Real Audiencia de México a las pretensiones de don Pedro por esas tierras que consideraba de su patrimonio materno; la fugaz, pero interesantísima y fundamental, figura de don Martín Moctezuma soslayada por los escasos historiadores que se han adentrado a indagar en los hijos de don Pedro Moctezuma; el polémico papel de la madre de don Martín, doña Inés Tiacapan, en los asuntos del mayorazgo después de la muerte de su hijo y sus demandas; y menos aún han sido objeto de estudio los avatares de don Diego Luis Moctezuma, hijo de don Pedro y hermano de padre de don Martín para tomar posesión del mayorazgo, y los problemas de índole administrativo, económico y judicial a los que se enfrentó.

Las fuentes documentales examinadas han sido fundamentales en este proyecto. Tanto las procedentes del Archivo General de la Nación, México, como las del Archivo General de Indias, en Sevilla, han formado un corpus documental valiosísimo y fundamental para enfrentarnos a los aspectos novedosos anteriormente reseñados. Por ende, le concedemos una importancia substancial a dichas fuentes históricas. En la segunda parte de este trabajo presentamos un total de 73 documentos, muchos de ellos inéditos. Se pretende con ello aportar a la comunidad científica, interesada en el estudio de la nobleza indígena, claves para entender el proceso de formación de un mayorazgo indígena novohispano, donde se unen los elementos legales castellanos y las raíces de origen prehispánicas para instituir un vínculo, cuya transcendencia perdurará hasta bien avanzado el siglo XIX.

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