La violencia de Estado y, por ende, las represiones, torturas, desalojos y muertes se advierten mayoritariamente en el mundo en el siglo XX, para ser más precisos en las últimas décadas para el caso chiapaneco, todo esto a falta de solución a las demandas campesinas, la inclusión de la milicia para resolver los conflictos en el agro y por la incompetencia de nuestro aparato gubernamental de procurar la satisfacción tanto de los gobernados como de los gobernantes.