Nota informativa

Centenario de la Academia Mexicana de la Historia

Autor: 
Rodrigo Martínez Baracs
Síntesis: 
El primer centenario de la Academia Mexicana de la Historia
Rodrigo Martínez Baracs
Dirección de Estudios Históricos
Academia Mexicana de la Historia
 
 
Este jueves 12 de septiembre de 2019 la Academia Mexicana de la Historia, correspondiente de la Real de Madrid, cumple cien años de existencia. Este es sin duda un buen momento para reflexionar sobre lo que ha sido y lo que es. Para esta tarea contamos con un nuevo instrumento muy valioso, el libro ilustrado que para la ocasión acaba de publicar la Academia, con ensayos de académicos, entre los que destaca una breve pero bien documentada historia de la institución que realizó nuestro actual director Javier Garciadiego Dantan, que retomó el trabajo iniciado por Álvaro Matute Aguirre (1943-2017), cuya ausencia no dejamos de lamentar. Otros materiales valiosos son el tomo conmemorativo de los 75 años de la Academia Mexicana de la Historia que editó en 1994 nuestra decana Josefina Zoraida Vázquez, con abundantes biografías de académicos, y el disco compacto con los discursos de ingreso y bienvenida de los académicos de número, armado por Gisela von Wobeser (que ahora se puede consultar en nuestro sitio de internet), a los que se agrega la colección de los 58 tomos de las Memorias de la Academia Mexicana de la Historia. 
Javier Garciadiego hace remontar los orígenes de la Academia Mexicana de la Historia al siglo XVIII español, cuando la nueva dinastía de los borbones, siguiendo el modelo francés del siglo anterior fundó recién establecida en 1714 la Real Academia de la Lengua, en 1734 la Real Academia de Medicina y en 1738 la Real Academia de la Historia, con el fin de “purificar y limpiar” la Historia “de las fábulas que la deslucen”, pero que sólo en 1874 obtuvo una sede. En la Nueva España prosperó la Academia de las Bellas Artes de San Carlos, fundada en 1752. Después de la Independencia, hubo dos intentos de fundar una Academia Nacional de la Historia, en 1835, y en 1854, ambas veces con la presencia del general Santa Anna en el poder. Las diferencias políticas e historiográficas estaban muy enconadas en esos años como para permitir la fundación de una Academia de la Historia con consenso. Tal vez lo que más se asemejó a algo parecido fue el trabajo colectivo de elaboración y publicación de la versión mexicana del Diccionario Universal de Historia y de Geografía, de 1853-1857, que unió a liberales y conservadores, y tal vez la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, fundada en 1833, con sus filiales provinciales. Pero ninguna iniciativa cuajó, aun cuando en la década de 1870 la Real Academia de la Historia de Madrid, llamó a la formación de academias corresponsales americanas en Colombia, Venezuela y Argentina, pero no en México, lo cual es de interés, porque habría sido de pensarse que la paz porfiriana, con la concordia historiográfica de la gran historia de México a través de los siglos, de 1884, con todos los periodos históricos bien representados, hubiesen sido tiempos propicios para la formación de una Academia Mexicana de la Historia, pero no lo fueron. Los hechos fueron extraños, como bien lo cuenta Garciadiego, porque finalmente en 1919, los miembros de dos grupos de historiadores que habían buscado formar una Academia (la que encabezó Nemesio García Naranjo en 1914 y la Academia Libre de la Historia auspiciada por la Revista de Revistas en 1915) fueron reconocidos por la Real Academia Española para formar una Academia Mexicana de la Historia, correspondiente de la Real de Madrid, nombre que se conserva hasta la fecha. Se fundó formalmente el 12 de septiembre de 1919, como asociación civil, sin apoyo alguno del gobierno revolucionario, sin sede, y se reunía en la casa de Luis González Obregón, el primer director de la Academia (1919-1922). 
Dado el apoyo español a la fundación de la Academia, su orientación y espíritu eran tradicionalistas, hispanistas y católicos, con el predominio del estudio y defensa de la Nueva España, con una alta presencia de sacerdotes, como el padre jesuita Mariano Cuevas, que iniciaba su intervenciones invocando al Espíritu Santo, y con aristócratas como Manuel Romero de Terreros, que firmaba sin más como Marqués de San Francisco, en claro reto a las fuerzas revolucionarias y a los ánimos jacobinos imperantes, que condujeron a la guerra Cristera, lo cual no dio condiciones de vida muy buenas a la Academia en esos primeros tiempos inconstantes. 
Javier Garciadiego muestra cómo la Academia se logró reconstruir a partir de 1941 cuando fue electo director Atanasio G. Saravia, quien la organizó, regularizó, ordenó sus finanzas e inició la publicación de las Memorias. La Academia consta de 30 miembros de número, 22 residentes en la capital y 8 en el interior. Consta además de un número indeterminado a corresponsales nacionales y extranjeros. Don Atanasio logró darle una sede dignísima a la Academia, lo cual sucedió en 1953 de manera peculiar y notable, como lo estudió y documentó Óscar Mazín Gómez de manera ejemplar, porque por un lado consiguió la donación por el Banco Nacional de México de la fachada magnífica de la primera mitad del siglo XVIII, de un edificio que iba a ser derruido en la calle Venustiano Carranza 62, y por otro lado don Atanasio consiguió por donación gubernamental un predio, en la Plaza Carlos Pacheco, cerca del mercado de la Ciudadela, en el que ajustaba perfectamente la fachada, en el que construyó un edificio que albergó noblemente a la Academia (su sala de sesiones, su sala de actos, su biblioteca, sus oficinas y un plácido jardincito) y al mismo tiempo sostuvo de manera arquitectónicamente eficiente la fachada antigua, que se ha mantenido hasta el presente, aunque está en fuerte necesidad de restauración. La fachada significa mucho para la Academia, como peculiar monumento doble o triplemente histórico que es.
Javier Garciadiego destaca que el cambio que se dio en la Academia a partir de los años cuarenta también está relacionado con los cambios que se estaban dando en el mundo cultural e historiográfico mexicano, con la llegada de los refugiados españoles, con la fundación del Fondo de Cultura Económica, de El Colegio de México, del INAH, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, gracias a lo cual los primeros historiadores profesionales comenzaron a entrar a la Academia, lo cual le dará su toque distintivo. Los académicos dejaron de ser gente rica y pasaron a ser de clase media, lo cual debilitó las finanzas de la Academia y la obligó a una mayor dependencia del estado.
Ya con el ingreso de Silvio Zavala en 1942-1946, observa Garciadiego, el estudio del periodo novohispano dejó de ser nostálgico y reaccionario para volverse observación documentada de los procesos históricos fundantes de nuestra nacionalidad, sobre todo en lo que se refiere al trabajo de los indios. En 1964 ingresó Edmundo O’Gorman, quien debatía con Silvio Zavala y Genaro Estrada desde 1937, y que le dio vitalidad a la Academia con el debate entre el empirismo y el historicismo y otras polémicas Más adelante debatió con Georges Baudot sobre el libro perdido de Motolinía y con Miguel León-Portilla y Silvio Zavala sobre la naturaleza y el nombre del Descubrimiento de América.
 El estudio del periodo prehispánico se consolidó a partir del ingreso en 1942 del arqueólogo Alfonso Caso con un discurso sobre el águila y el nopal, y fue de particular importancia la gran investigación arqueológica e histórica sobre Tlatelolco a través de los tiempos, dirigida por Pablo Martínez del Río, que se fue publicando en las Memorias de la Academia, y que editó recientemente la Academia en un volumen cuidado por Andrés Lira y Eduardo Matos Moctezuma. Después fueron entrando varios más historiadores del pasado prehispánico, como Ignacio Bernal, Ángel María Garibay K., Miguel León-Portilla, Mercedes de la Garza, Enrique Florescano, Eduardo Matos Moctezuma y Leonardo López Luján. No menciono la gran cantidad de historiadores importantes que han formado parte de la Academia y extendieron su interés al siglo XIX y más recientemente al siglo XX (Luis González, Enrique Krauze, Álvaro Matute, Javier Garciadiego). 
También forma parte de la apertura de la Academia el ingreso de mujeres, a partir del ingreso en 1975 de Clementina Díaz y de Ovando, después de que el director Edmundo O’Gorman se aseguró de que no hubiese un impedimento en los Estatutos, que no precisan el sexo de los “individuos” que forman parte de la Academia. Más adelante ingresaron varias académicas más, Josefina Zoraida Vázquez, Josefina Muriel, Ida Rodríguez Prampolini, Elisa Vargaslugo, Gisela von Wobeser, quien llegó a ser directora, entre varias otras. De manera decidida, la Academia está dejando de ser un “club de Tobi”.
A partir del periodo en el que Miguel León-Portilla fue director, y con sus sucesores, Gisela von Wobeser, Andrés Lira y Javier Garciadiego, la Academia comenzó a aprovechar su magnífica sede para realizar una gran cantidad de ciclos de conferencias, homenajes, diplomados, presentaciones de libros, cineclub histórico, con la participación de importantes historiadores del país y extranjeros, sobre todo tipo de temas, pues nada de lo humano es ajeno a la historia. En los últimos tiempos, con el apoyo del pequeño pero eficiente equipo de trabajadores de la Academia, se han grabado videos de las actividades, lo cual dio como resultado la creación de un corpus muy rico de conocimientos históricos, rigurosos y atractivos a la vez, que podría ser aprovechado por el sistema educativo nacional, al igual que los videos que producen muchas otras instituciones. 
Con el paso de los años, que suman ya cien, en la Academia Mexicana de la Historia, se ha afianzado y fortalecido la vocación fundamental del oficio de historiador, la del compromiso irrenunciable de buscar siempre la verdad, darla a conocer, y discutir con gusto, rigor y respeto entre colegas. 
 
 
Categoría: 
Nota informativa

Nombramientos de la Academia Mexicana de la Historia

Autor: 
Academia Mexicana de la Historia
Institución: 
Academia Mexicana de la Historia
Síntesis: 

Nombramientos de la Academia Mexicana de la Historia

 

La Academia Mexicana de la Historia correspondiente de la Real de Madrid informa de la elección de cuatro nuevos miembros de número.

El día 6 de noviembre pasado fue electo Mario Cerutti para ocupar la silla 8 (foránea). También fueron electos Carlos Illades Aguiar, Rafael Rojas y Felipe Castro para los sillones 10, 11 y 19 (metropolitanos), respectivamente. Los cuatro nuevos miembros fueron los triunfadores de procesos electorales prolongados, razonados, muy competidos y puntillosamente legales. Su legitimidad es total, lo mismo que su calidad académica. La Academia Mexicana de la Historia está absolutamente segura de que los nuevos cuatro miembros enriquecerán a la corporación, y por lo mismo al gremio en su conjunto.

Categoría: 
Nota informativa

Búsqueda de información sobre Corpus Christi

Autor: 
José Andrés Márquez
Síntesis: 

Con la intención de iniciar una investigación, busco información sobre el trabajo de la cera y la cera escamada en México. El objetivo es explicar la fiesta del Corpus Chisti en Cortazar, Gto., en donde se lleva a cabo la noveria, que consiste en llevar figuras de cera escamada al templo parroquial de San José. Como no hay ningún estudio sobre este trabajo artesanal en dicho lugar, les pido su apoyo para localizar información al respecto. Solo tengo el dato de Daniel  Rubín de la Borbolla, que en su libro "Arte popular mexicano" señala que la cera es de origen prehispánico, aunque no ahonda en el tema. Sé que en la región de Cortazar, Gto., también se trabaja la cera (Salamanca, por ejemplo), pero tampoco hay estudios en sí. De igual forma, Cortazar, Gto., tiene un origen indígena (otomí en particular) en la época colonial, no prehispánica, sin embargo es entendido que debieron traer su cultura a este lugar. Lo que no sé es si este trabajo artesanal es otomí o no. Agradeceré su apoyo para investigar este trabajo.
Mtro. en Historia José Andrés Márquez Frías

Contacto: jamarfri@hotmail.com o cortazarmarfri@gmail.com
Facebook: Cortazar Historia

Categoría: 
Nota informativa

Novedades del Comité Mexicano de Ciencias Históricas

Autor: 
CMCH
Síntesis: 
El Comité Mexicano de Ciencias Históricas presenta su nueva página web, en la que (como parte de la colaboración con H-México) aparecen todos los anuncios de H-México, una breve historia del comité, ligas a las páginas web de las instituciones afiliadas, videos, sitios con recursos electrónicos, el catálogo de tesis de historia y muchas cosas más.
 
La página web es:
 
http://cmch.colmex.mx
 
 
Asimismo, es un placer anunciar la aparición del más reciente Boletín del CMCH.
 
Puede leerse (y descargarse) en:
 
http://cmch.colmex.mx/boletin
 
Pueden enviar sus colaboraciones al editor del Boletín, el doctor Gabriel Torres Puga, a boletinhistoria@outlook.com
Categoría: 
Nota informativa

Eugenia Meyer ingresa a la Academia de la Historia de Cuba

Autor: 
Veronica Zárate Toscano
Institución: 
Comité Mexicano de Ciencias Históricas
Correo electrónico: 
Síntesis: 

Responsable: Veronica Zárate Toscano, cmch@mora.edu.mx
 

El Comité Mexicano de Ciencias Históricas felicita a la doctora Eugenia Meyer por su ingreso a la Academia de la Historia de Cuba como Académica Correspondiente Extranjera por sus “importantes contribuciones a los estudios historiográficos, particularmente en cuanto al conocimiento de la historia de Cuba”. Recordemos su libro El futuro era nuestro: ocho cubanas narran sus historias de vida, México, UNAM, Facultad de Filosofía y Letras, Fondo de Cultura Económica, 2007, (Colección tezontle).

Categoría: 
Nota informativa

AVISO: H-MEXICO suspende actividades hasta el lunes 9 de enero.

Autor: 
Felipe Castro
Institución: 
H-MEXICO
Síntesis: 

AVISO: H-MEXICO suspende actividades hasta el lunes 9 de enero.

Los mensajes que nos remitan (a  no ser que sean de carácter urgente) se enviarán en esa fecha.

Los editores

Categoría: 
Nota informativa
Época de interés: 
General
Área de interés: 
Ciberhistoria
Distribuir contenido