Que se organicen sus pueblos. Agustín de Iturbide y la contrainsurgencia en la comandancia de Guanajuato (1813-1816)

Autor o Editor: 
Joaquín E. Espinosa Aguirre
Tipo: 
Libro
Índice y resumen de la obra: 

Joaquín E. Espinosa Aguirre, Que se organicen sus pueblos. Agustín de Iturbide y la contrainsurgencia en la comandancia de Guanajuato (1813-1816), prólogo de Graciela Bernal Ruiz, México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México / Instituto de Investigaciones Históricas; Universidad Michoacana de San Nicolas de Hidalgo / Instituto Estatal de Cultura de Guanajuato, 2022, 271 pp. 

 
 
 

La política contrainsurgente desplegada por el virrey Félix María Calleja (1813-1816) puso un cuidado especial en la reactivación de la economía a lo largo del virreinato, pues sabía que sólo a partir de asegurar los recursos para el sostenimiento de los diversos cuerpos armados podría plantear una estrategia defensiva eficaz frente a los grupos insurgentes que se mantenían alrededor de sus instituciones políticas o incluso ante las gavillas que operaban de una forma un tanto más inconexa.

De ahí la importancia de la región conocida como el Bajío y particularmente de la provincia de Guanajuato, de la que se podrían obtener tales recursos ya fuera por las actividades agrícolas, industriales o mineras. A partir de 1813, Guanajuato refrendó su importancia, no sólo simbólica, sino más trascendental para la pacificación del reino, por lo cual se volvió una necesidad la creación de una demarcación militar más claramente delimitada, la cual orquestaría los intentos por oponerse a la rebelión: la comandancia militar.

Fue Agustín de Iturbide quien se encargó de llevar a cabo esta estrategia, que constó de la reactivación de la economía, el cuidado de la ruta de la plata, la expulsión de los diversos líderes insurrectos y la implementación sistemática de milicias urbanas, las que a la postre generaron una militarización por demás notable, y que provocarían severas consecuencias para la región.