Elisa Vargaslugo Rangel

Autor: 
Cecilia Gutiérrez Arriola
Síntesis: 

ELISA VARGASLUGO RANGEL (1923-2020)

In memoriam

Tras una larga, generosa y muy fructífera vida entregada a la academia, falleció Elisa Vargaslugo Rangel el 30 de agosto del 2020, día de Santa Rosa de Lima, en su casa de San Jerónimo, en la ciudad de México. Significativa fecha para quien fuera estudiosa de la santa a la que consideró, dentro del arte, como la abanderada del criollismo americano. Nacida en Pachuca, Hidalgo (12 de agosto de 1923), hizo sus primeros estudios en una escuela inglesa -The English School- en donde aprendió, según contaba, el valor y la virtud de la puntualidad que siempre la caracterizó. Sus padres de raigambre criolla, oriundos hidalguenses, de Huichapan y Huasca, José Vargaslugo, médico de profesión y Margarita Rangel, quien estudió pintura en la Academia de San Carlos, tuvieron cinco hijos, a los que, muy pronto, trasladaron a la ciudad de México para formalizar sus estudios. Fue entonces cuando Elisa cursó secundaria y preparatoria en la escuela Luis G. León, y donde un profesor - Diego Tinoco Ariza-, despertó su vocación. Luego dio el salto a la formación universitaria, donde definió su interés por la historia, el arte y el periodo colonial, inspirada por su maestro Francisco de la Maza. Obtuvo licenciatura y maestría (1963, con la tesis: Desarrollo del Arte en México) y doctorado (1972, con la disertación: La iglesia de Santa Prisca de Taxco) en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, inicialmente en la Casa de los Mascarones de San Cosme y el posgrado en el campus de la Ciudad Universitaria.

Discípula de notables profesores que la guiaron en su formación, y a quienes siempre reconoció, y continuó su legado: Francisco de la Maza, Edmundo O´Gorman, Justino Fernández y Manuel Toussaint, maestros a quienes honró con creces. 

Su profesión la ejerció en la Universidad Nacional Autónoma de México a partir de abril de 1953, en el Instituto de Investigaciones Estéticas, con un contrato extendido por Manuel Toussaint, director de la institución, que sería desde entonces su casa -y hasta el final de su vida. El documento especificaba la necesidad de un investigador que, además, desempeñara trabajo fotográfico. Esto explica también su dedicación a la fotografía y la creación de un archivo para la investigación, simiente del actual Archivo Fotográfico Manuel Toussaint.

Su oficio de historiadora, como ella lo consideraba, consistió en la constancia en el estudio y la investigación en historia y las manifestaciones artísticas y culturales, analizadas con rigor y veracidad; estudios que dirigió y dedicó a la historia y el arte del periodo novohispano. Y para escribir de ello, observó con acuciosidad y pasión, documentó y fotografió todas sus manifestaciones, clasificó, catalogó, rescató, divulgó y condenó su expolio. Ese trabajo lo desempeñó con amor y entrega, en y por su universidad, a lo largo de toda su vida académica, durante sesenta y siete fructíferos años. Su labor quedó manifiesta en las cinco vertientes que cultivó: la investigación, la docencia, la lucha por el rescate, defensa y restauración del patrimonio cultural; la difusión de la historia del arte, y, la fotografía para el registro del arte y la investigación.

   En el campo de la investigación su obra es ya sustento y fortaleza de la historia del arte y la sitúa como una de las más altas conocedoras del periodo histórico y del arte de Nueva España. Escribió y coordinó obras que hoy son clásicos de la historiografía: Las portadas religiosas de México (UNAM-IIE 1969), La iglesia de Santa Prisca de Taxco (UNAM-IIE 1974), México barroco (Salvat 1994), El claustro franciscano de Tlatelolco (SER 1975), Historia del arte mexicano, Arte colonial, 4 tomos, coordinadora y coautora (Salvat 1982); Portadas churriguerescas de la ciudad de México: Formas e Iconología (UNAM-IIE 1986); Un edificio que canta. San Agustín de Querétaro, con José Guadalupe Victoria (Dirección de patrimonio cultural de Querétaro, 1989);  México en el mundo de las colecciones de arte, Nueva España, tomos 1 y 2, coordinadora y coautora (Azabache 1994); Parábola novohispana. Cristo en el arte virreinal, coordinadora y coautora (Fomento cultural Banamex/Comisión de Arte Sacro 2000); Juan Correa. Su Vida y su obra, Catálogo –tomo II- 1985, Repertorio pictórico –tomo IV- 1994, Cuerpo de documentos –tomo III- 1995, y Juan Correa. Su vida y su obra -tomo I- 2017, de todos, coordinadora y coautora (UNAM-IIE); Imágenes de los naturales en el arte de la Nueva España. Siglos XVI al XVIII, coordinadora y coautora (Fomento Cultural Banamex, UNAM-IIE, DGAPA, 2005); Reflejos de americanidad, con José Rubén Romero Galván (UNAM-Coordinación de Humanidades, 2017).

  En el campo de la docencia, desde 1953 al año 2000, los dedicó a formar alumnos con trabajo exigente y disciplinado, lo que incidió en el desarrollo y el fortalecimiento de muchas generaciones de discípulos, principalmente en el Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en la Escuela de Artes Plásticas de la UNAM y la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del INAH.  Llevó a sus alumnos a conocer y estudiar monumentos y obras de arte, dirigió múltiples tesis, de licenciatura, maestría y doctorado sobre la historia y el arte novohispano; todo con el afán de formar buenos historiadores del arte. Sus discípulos la distinguieron con una publicación homenaje tanto en sus veinticinco años, como en los cincuenta años de una ejemplar labor docente, que consideraron como excepcional: Estudios acerca del arte novohispano. Homenaje a Elisa Vargas Lugo. 25º aniversario de vida académica (Coordinación de Humanidades-UNAM, 1983) y De arquitectura, pintura y otras artes. Homenaje a Elisa Vargaslugo (UNAM-IIE, 2004).

  En el campo de la defensa y restauración del patrimonio cultural de México emprendió célebres batallas. Baste recordar la promoción para la restauración de la iglesia de Santa Prisca de Taxco y la creación de la Sociedad defensora de Santa Prisca; o el rescate de obras de arte, como la escultura ecuestre de Santiago, del pueblo de Santa María Chiconautla; la pintura de Santa Rosa de Lima, de Sultepec, que salvó de perderse; o los difíciles trabajos de restauración de la obra Dedicación de la iglesia de Molcajac. Además de su valiosa participación en diversas asociaciones, como la Sociedad Defensora del Tesoro Artístico y Adopte una obra de Arte A.C.; o su intervención en la creación de un Seminario para el Estudio, Conservación y Defensa del Patrimonio Artístico y Cultural, en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, en el que coordinó coloquios y dictó conferencias.

  En el campo de la difusión de la historia y de la historia del arte impartió innumerables conferencias por todo el país, cumpliendo con esa noble labor, muchas veces a nombre del Seminario de Cultura Mexicana, de la Sociedad Defensora del Tesoro Artístico, o de sociedades culturales de la provincia mexicana, como la Sociedad de Amigos de Santa Prisca de Taxco.

          En aprecio a su obra y por el valor de su desempeño académico como historiadora y profesora, por su vocación de servicio, por su compromiso universitario y su producción intelectual, fue reconocida por su Alma Mater que le otorgó las más altas distinciones que solo confiere a sus hijos dilectos: Premio Universidad Nacional en Docencia en Humanidades –1993-,  Investigadora Emérita –1996- y Doctora Honoris Causa -2011-. Consideración también otorgada por el Estado Mexicano al brindarle el Premio Nacional de Ciencias y Artes -2005-, y avalada por el Conacyt, que la designó Investigadora Nacional y con nombramiento de Investigadora Emérita.  

 

Su huella como investigadora académica queda indeleble en la disciplina de las ciencias humanas, y su rico y generoso legado docente, distribuido y resguardado en sus discípulos 

Cecilia Gutiérrez Arriola

Archivo Fotográfico Manuel Toussaint

Instituto de Investigaciones Estéticas UNAM 

Categoría: 
Obituario